Novena

Novena pidiendo la intercesión y la canonización
del Beato Emperador Carlos de Austria (1887-1922)


Tengo la gran alegría en mi calidad de Presidente de la Liga de Oración del emperador Carlos, de presentar esta Novena a todos los hombres de buena voluntad. La espiritualidad del Emperador y Siervo de Dios Carlos de Austria será a partir de ahora a la disposición de todos quienes mediante la oración y la imitación de su ejemplo, busquen obtener las bendiciones solicitadas. Asi podrán cumplirse las palabras del Salmo que dice que el justo será siempre en nuestra memoria (Sal 111,6). Y hoy – 76 años después de su muerte prematura en el exilio – la rectitud de su personalidad es más actual que nunca, especialmente en una Europa unida, testimonio creíble que un jefe de Estado puede y debe seguir los preceptos de una conciencia recta en el ejercicio de sus funciones, incluso si requieren sacrificios personales. Que el Siervo de Dios Carlos 1 
ero de Austria sea la promesa de la bendición de una Europa unida que sólo puede existir a través de la fe.

St. Pölten 7 de agosto de 1998
+ Kurt Krenn

Imprimatur del texto alemán, 6 de septiembre de 1998
Monseñor Kurt Krenn, obispo de St. Pölten

 

Beato Carlos de Austria

Oración para la Canonización del Beato Emperador Carlos de Austria

Recitar esta oración antes de cada día de la novena

     Padre Celestial, en la persona del Beato Emperador Carlos de Austria, le has dado a Tu Iglesia y al pueblo de Dios un ejemplo de cómo podemos llevar a cabo una vida espiritual y exigente de manera convincente y valiente. Sus acciones públicas como emperador y rey y sus acciones personales como jefe de familia, estaban firmemente basadas ​​en las enseñanzas de la fe católica. Su amor por la Eucaristía creció en tiempos de prueba y le ayudó a unirse al sacrificio de Cristo a través del sacrificio de su propia vida por su pueblo. El Emperador Carlos honraba a la Madre de Dios y rezó con amor el rosario durante toda su vida.  Fortalécenos mediante su intercesión cuando el desaliento, la debilidad, la soledad, la amargura y la depresión nos preocupan. Que sigamos el ejemplo de tu fiel servidor, y sirvamos desinteresadamente a nuestros hermanos y hermanas según Tu voluntad. 
    Escucha mi petición y concédela: … (mencione su intención aquí). Concédenos que el Beato Carlos de Austria sea considerado digno de ser canonizado, para la gloria de Tu nombre, la alabanza de la Bienaventurada Virgen María y la bendición de Tu iglesia. Amén

Oración Final

Recitar al final de cada día de oración de la novena

     Dios, nuestro Padre, a través del Beato Emperador Carlos, nos has dado un ejemplo a seguir. En tiempos extremadamente difíciles, llevó a cabo su carga pesada sin perder la fe. Siempre siguió Tu Hijo, el verdadero Rey. Llevó una vida de humildad, con amor sincero a los pobres y se entregó en cuerpo y alma a la búsqueda de la paz. Incluso aún cuando su vida estaba en peligro, confió plenamente en Ti, poniendo su vida en Tus manos. Dios Todopoderoso y Misericordioso, por intercesión del Beato Emperador Carlos de Austria, Te rogamos que nos des su fe incondicional para que nos sostenga en las situaciones más difíciles y el valor de seguir siempre el ejemplo de Tu Hijo único.  Abre nuestro corazón a los pobres, fortalece nuestra voluntad de paz dentro de nuestras familias y en todos los pueblos. Te lo pedimos por Cristo nuestro Señor. Amén .

Primer dia

La veneración del Santísimo Sacramento

Emperador Carlos rezando frente al Santíssimo
Foto Izquierda:
el Beato Carlos arrodillado en oración ante el Sagrado Corazón de Jesús en la Iglesia del Sagrado Corazón en el Tirol, Austria, durante la exposición del Santísimo Sacramento (hacia 1916)  –  
Foto derecha :
la iglesia hoy en día.


   E
l Beato Carlos de Austria vivía bajo la gloria del Santísimo Sacramento. Los rayos de la gracia de su esplendor lo atraía y le encantaba ir al tabernáculo. Ya sea agobiado por las tensiones del gobierno o simplemente al comienzo del día, buscaba ayuda y consuelo delante de Jesucristo en el tabernáculo. Dondequiera que vivía, buscaba tener una capilla privada donde reservar el Santísimo Sacramento. Su devoción a la Eucaristía se manifestaba incluso en pequeños detalles, tales como buscar que la luz del Santísimo nunca se apagara. Varias veces al día, decía: «Tengo que ir a ver si la luz del altar está encendida». Cuando decía esto, todo el mundo sabía que quería aislarse para arrodillarse y orar ante el Santísimo Sacramento. La profundidad de su oración y meditación era tal que no se daba cuenta de lo que ocurría a su alrededor. Por ejemplo, él estaba tan profundamente sumido en oración que no veía pasar el canasto de las colectas. Para no perturbarlo, la Emperatriz Zita le persuadió que sostenga su ofrenda en la mano desde el principio de la misa para que ella pudiera tocar con el codo su brazo para que suelte la ofrenda en la canasta en el momento apropiado. El Hermano Maurus Carnot O.S.B, dijo sobre el Emperador Carlos: » En Disentis (Suiza), no importaba si nevaba o había ráfagas fuertes, él siempre llegaba puntual en la iglesia de Santa María, donde iba a recibir la Santa Comunión en misas dónde el Príncipe heredero Otto  hacía de monaguillo...». Durante la enfermedad mortal del Emperador, tenía la necesidad imperiosa de recibir la Santa Comunión con frecuencia. La Santa Misa se celebraba en la habitación adyacente a la del enfermo. Al principio, se le dejaba la puerta entreabierta para que pudiera seguir la Misa sin que perdiera su privacidad, pero pronto pidió que le dejen la puerta completamente abierta, diciendo: » Quiero ver el altar! «. Era tan respetuoso de la Eucaristía que no la recibía porque su tos constante podría haberla profanado.
Pero  de una manera muy notable, durante los sagrados ritos, su tos se detenía por completo y podía tomar la comunión. Es como si se hubiera sentido llamado por el Señor a tomar la comunión. Cuando le pidió, una vez, a la Emperatriz que le diga al sacerdote que deseaba comunicar, ella respondió que no era posible debido a que la condesa Mensdorff iba a comulgar y solamente había un hostia consagrada. El Emperador Carlos insistió, entonces la Emperatriz fue hacia el sacerdote y vio que él también había probablemente oído una voz interior y había consagrado una hostia adicional para el Emperador. El Emperador Carlos murió como vivió. Fue durante su vida unido a Jesús-Eucaristía y el Santísimo Sacramento era el centro de su vida cuando murió. Media hora antes de morir, quería recibir la Santa Comunión. Aunque su rostro estaba pálido y marcado por su lucha, larga y cansada, durante su enfermedad, su rostro irradiaba alegría al recibir la Eucaristía. Este esplendor permaneció en su cara después de la muerte. En sus últimos momentos, el padre Zsámboki sostenía el Santísimo Sacramento ante sus ojos y en presencia de la Eucaristía, pronunció sus últimas palabras: » Hágase tu voluntad, Jesús, Jesús, ven! «. Y en el último suspiro, murmuró: » Jesús! «. Entonces entró en la luz eterna, simbolizada por la lámpara del santuario que con tanto cuidado se ocupó en su capilla.

Oración

     Mi Señor y mi Dios, de acuerdo al maravilloso ejemplo de Tu servidor el Beato Emperador Carlos, Te visitaré con frecuencia en el tabernáculo y Te recibiré con gozo y anhelo en el Santísimo Sacramento de la Eucaristía. 
     Escucha mi petición …(mencione su intención aquí) por intercesión del Beato Emperador Carlos de Austria. Amén.

Padre Nuestro, Ave María, Gloria

Segundo día

Un Emperador dedicado al Sagrado Corazón de Jesús

      «Jesús, manso y humilde de corazón, conforma nuestros corazones a imagen de Tu corazón». El 2 de octubre de 1918, el Beato Carl se consagró y consagró su familia al Sagrado Corazón de Jesús. A través de su sufrimiento de ser juzgado mal, calumniado y perseguido por su voluntad y disposición a sacrificar su vida por sus pueblos, por su exilio, sus penas y su enfermedad mortal, el Emperador Carlos permitió que su corazón se uniera al sagrado corazón de Jesús. Incluso en el exilio y durante su enfermedad, el Emperador tomó muy en serio sus deberes de monarca y de padre de familia. La Emperatriz Zita, mientras estaba enfermo, le leía los periódicos, pero ella sentía que los artículos le preocupaban y le trastornaban. Ella le instó a no pedirle que se los leyera porque no era bueno para su salud. Sin embargo, el Emperador Carlos le respondió: «Es mi deber estar informado, no es mi placer. Por favor, lee!» Su devoción al Sagrado Corazón de Jesús dio fuerza al Emperador durante su última y dolorosa enfermedad. En su lecho de muerte, le dijo a la condesa Mensdorff: «Es tan bueno tener fe en el Sagrado Corazón de Jesús. De lo contrario, la prueba sería demasiado difícil de soportar.» El Beato Carlos de Austria conservaba una imagen del Sagrado Corazón bajo su almohada aun durante su enfermedad fatal. Una vez, la Emperatriz Zita deseaba que él pudiera tomar todo el reposo que le era tan necesario; Tomó la imagen de debajo de la almohada y la puso ante los ojos del Emperador. Le dijo que era absolutamente necesario que durmiera y que debería pedírselo al Señor. Él se quedó mirando la foto y rápidamente y con fervor dijo: «Mi querido Salvador, dame el sueño.» Entonces fue capaz de conciliar el sueño y descansó durante tres horas.

oración

    Mi Señor y mi Dios, de acuerdo con el maravilloso ejemplo del Beato Emperador Carlos, quiero consagrar mi vida a Tu Sagradísimo Corazón.  
     Escucha mi petición …(mencione su intención aquí) por intercesión del Beato Emperador Carlos de Austria. Amén.

Padre Nuestro, Ave María, Gloria

tercer día

Una vida de sacrificio

      «No hay un amor más grande que el dar la vida por sus amigos». Incluso antes de llegar en el exilio en Madeira, su vida era de las que se sacrifican por los demás. Él perdió a su patria, su imperio y su trono. Sus propios pueblos confiscaron su dinero y sus bienes personales. Sin dinero, ni amigos, incapaz de ganarse la vida, tenía una esposa y siete hijos, más un octavo por nacer. Se vio obligado a vivir bajo el control de extranjeros en una isla remota en una residencia húmeda e inhabitable. A pesar de estas tribulaciones, todavía estaba heroicamente dispuesto a sacrificarse por los demás. El último sacrificio que tenía que hacer era el de su vida. Estaba convencido, a través de sus oraciones, que Dios exigía de él el máximo sacrificio por la salvación de sus pueblos. A lo largo de su vida, durante sus dificultades, el Emperador recibió la comunión tantas veces como era posible. Incluso al final de su vida, mantuvo este hábito y con la hostia en la patena, que se convierte en el Santo Sacrificio del Cordero de Dios, se entregó por completo a la voluntad del Padre para la salvación de sus pueblos. Iglesia de Nuestra Señora del Monte - Madeira,Portugal
La iglesia favorita del Emperador en Madeira era Nuestra Señora del Monte, que se podía ver a kilómetros a la redonda. Una vez hablaba con su esposa, mientras la iglesia estaba a la vista. Declaró que Dios le pedía dar su vida por el bien de sus pueblos. Asombrada, la Emperatriz se quedó sin habla, pero con gran resolución en los ojos, el Emperador miró la iglesia y dijo: «Lo haré! «. Poco después, Dios le concedió su deseo, cuando de repente cayó enfermo y murió de una muerte temprana. Las palabras proféticas del Papa San Pío X, en una audiencia, cuando Carlos era sólo un joven archiduque, se cumplieron: «Bendigo el archiduque Carlos quién será el futuro Emperador de Austria y ayudará conducir a sus pueblos (y sus territorios) hacia grandes honores y grandes bendiciones – pero no será hasta después de su muerte. «

oración

Mi Señor y mi Dios, Te doy gracias por el sacrificio que el Emperador Carlos de Austria hizo de su vida. Ayúdame a seguir su ejemplo desinteresado y a no negarle cualquier sacrificio que pudieras pedirme. 
   Escucha mi petición …(mencione su intención aquí) por intercesión del Beato Emperador Carlos de Austria. Amén.

Padre Nuestro, Ave María, Gloria

cuarto día

Compartir la pasión de Cristo – La grandeza en el sufrimiento

   Aunque el Emperador Carlos fue obligado a exiliarse y tuvo que mudarse con su familia en una villa en lo alto de la colina de Funchal, siempre mantuvo una actitud positiva y alegre. El dijo: «Estamos mejor de lo que merecemos». Siguiendo el ejemplo de Cristo, tomó su cruz voluntariamente por el bien de sus pueblos. Ofreció su sufrimiento a Cristo crucificado: su exilio, su preocupación por el bienestar de su patria y de sus pueblos; su preocupación por su familia que carecía de alimentos, medicinas y vivía en una casa húmeda, con pocos muebles y sin calefacción. Como Cristo sufrió con paciencia la burla de los soldados con la corona de espinas, el manto de púrpura y la caña, también lo hizo el Beatos Carlos de Austria frente a la burla de sus enemigos. Se unió a la pasión de Cristo por medio del sufrimiento que tuvo que soportar a causa de su condena por parte de sus propios ministros y su destierro. Incluso de la traición de sus más allegados, no se salvó. Sin embargo, a pesar de todo, el Emperador Carlos pudo decir: «Estoy agradecido a Dios por todo lo que me envía.” Al igual que las gotas de sangre de Cristo en el Monte de los Olivos, el Emperador sufrió terrible sudoración durante su enfermedad. Mientras estaba sudando en forma tan terrible, dijo a la archiduquesa María-Teresa: » Abuela, le ruego que me ayude a no sudar tanto. «Ella respondió: «Los médicos dicen que es bueno para usted.» El Emperador Carlos respondió: «No creo que pueda soportarlo más.» La archiduquesa luego señaló el crucifijo que él tenía en sus manos y dijo: » … Para nosotros, Él sudó sangre «. Los ojos de Charles siguieron el gesto de la archiduquesa María-Teresa. Luego se quedó mirando el crucifijo y asintió varias veces. A partir de ese momento, el Beato Carlos ya no habló más de sus sudores, aunque tuvo que padecerlos hasta su muerte. Su enfermedad empeoró y a sus sufrimientos se añadieron asfixias, heridas infecciosas en los brazos debido a las múltiples inyecciones que le hicieron, quemaduras en el cuello y los hombros causadas por cataplasmas de mostaza y ventosas. Su cabeza debía de ser apoyada porque el Emperador era demasiado débil para sentarse sólo, con la espalda recta. A pesar de sus sufrimientos, continuó a preocuparse por los demás – especialmente por sus hijos – y por un posible contagio de la enfermedad. Los médicos presentes dijeron que nunca habían visto tal fuerza de carácter. Tenía un notable autocontrol y sus facultades mentales estaban intactas a pesar de la fiebre y el dolor. Notaron que una sola vez el Emperador les dio la bienvenida en alemán, en lugar del francés, que acostumbraba hablar con ellos. El Beato Emperador Carlos oró constantemente hasta el final. Los médicos, que le habían tomado simpatía profunda, lloraron como niños cuando se dieron cuenta que no podían salvar al Emperador, o incluso aliviar su sufrimiento. Antes de morir, dijo: «Declaro que la renuncia de noviembre es nula y sin valor porque fue hecha bajo coacción. Nadie puede negar o borrar que soy el rey coronado de Hungría.» A las diez de la mañana, el Emperador dijo: «Tengo que sufrir tanto para que mis pueblos sean de nuevo reunidos.» Fue después del mediodía a las 12h23 pm, que los sufrimientos del Emperador se acabaron para siempre.

oración

Mi Señor y mi Dios, el Emperador Carlos, con humildad siguió Su Camino de Cruz. Ayúdame a seguir su ejemplo y, por el Amor de Ti, a cargar mis cruces diarias. 
   Escucha mi petición …(mencione su intención aquí) por intercesión del Beato Emperador Carlos de Austria. Amén.

Padre Nuestro, Ave María, Gloria

quinto día

«Amen a sus enemigos. «

   El Emperador practicó heroicamente el mandamiento de «amar a sus enemigos». A lo largo de su vida, y de una manera ejemplar, perdonó a los demás. El Emperador Carlos sufrió mentiras, calumnias y numerosas pruebas y ordalías. El último ejemplo de perdón a otros se le dio cuando él susurró en su lecho de muerte: «Perdono a todos mis enemigos, todos los que me calumniaron y los que actuaron contra mí. » El 5 de abril 1925, Rudolf Brougier ex ayudante de Su Majestad, escribió en sus memorias sobre el Emperador Carlos antes de su ascensión al trono en 1916: » (Tenía) una auténtica fe en Dios, un verdadero buen corazón, era encantador y afable con lealtad infatigable a sus funciones, y tenía una aptitud excepcional para mandar. Su disposición natural a la humildad y la falta de egoísmo había sido reforzada por su propia educación. No se creía superior y no era vanidoso. Con toda su alegría natural, aceptó su pesada carga, a pesar de que le era muy pesada. El valor del archiduque, su falta de miedo por sí mismo ya eran de conocimiento público; la indiferencia por su propia seguridad siguió siendo una de sus características al volverse Emperador, y así fue, incluso en los peores momentos. Por otro lado, el Beato Charles se sentía totalmente responsable por el bienestar de sus subordinados. Su verdadera actitud de caridad combinada con su profunda fe, fue el gran motor de sus persistentes esfuerzos por la paz. En 1916, como heredero al trono, ya consideraba que su principal objetivo era el final rápido y honorable a la guerra; desde el primer día de su accesión al trono, dedicó todos sus esfuerzos para lograr este objetivo: proteger a los pueblos del imperio de sacrificios aun mayores y reinar como Emperador de la paz en una Austria regenerada.» Es difícil creer que un hombre con tales virtudes y nobleza de carácter pueda haber sido criticado con tanta acrimonia y difamado hasta que su honor y su nombre sean ensuciados o inclusive destruidos. No solamente el Emperador tuvo que sufrir la confiscación de sus bienes personales, pero su reputación se vio empañada por las mentiras y falsedades. Las Santas Escrituras enseñan que podemos medir el grado de santidad a la capacidad de amar a sus enemigos. A la luz de este criterio, podemos gratificar Charles al Beato Carlos de Austria de un alto grado de virtud.

oración

Mi Señor y mi Dios, Tú nos enseñas en el «Padre nuestro» que tenemos que perdonar los pecados de otros para que también sean perdonados los nuestros. Ayúdame a imitar al Emperador Carlos de Austria para que yo pueda perdonar todas las injusticias cometidas contra mí. 
   Escucha mi petición …(mencione su intención aquí) por intercesión del Beato Emperador Carlos de Austria. Amén.

Padre Nuestro, Ave María, Gloria

sexto día

Padre de familia dedicado

   Una de las mayores pruebas para el Emperador Carlos fue separarse de sus hijos cuando la Emperatriz Zita y él fueron enviados en exilio en Madeira. Los niños permanecieron en Suiza hasta que la Emperatriz Zita, con muchas dificultades, pudiera lograr traerlos de vuelta a Madeira. Esta es la historia del reencuentro: «El 2 de febrero (el Emperador Carlos) fue al encuentro de la Emperatriz Zita y de los niños – con exclusión del archiduque Roberto (recuperándose de su operación de apendicitis) – para llevarlos a Funchal con la archiduquesa Maria Teresa. El Emperador los esperaba en el muelle. La alegría de los niños era indescriptible. Ellos le dieron la bienvenida con abrazos exuberante cuando se subió a bordo. Las lágrimas rodaban por las mejillas del Emperador cuando cargó al pequeño archiduque Rodolfo, al bajar de la pasarela. Los que acompañaban a los niños se espantaron al ver cómo su soberano estaba cansado y envejecido. Pero fue imposible ver ningún rastro de amargura en su cara o escucharlo decir una palabra amarga. «Durante la última enfermedad que lo llevaría a la muerte, el Emperador tenía un gran placer poder escuchar en su cama, las voces de los niños a través de la ventana y que podían oírle si los llamaba. A lo largo de su enfermedad, estaba preocupado por los demás y especialmente por sus hijos, de los riesgos de contagio o del trauma de verlo tan enfermo. De todos los niños, sólo Otto, el heredero, fue llamado a la cabecera de su padre; el Emperador quería que el jóven archiduque viera cómo un monarca y un católico se enfrenta a la muerte. Otto sollozó cuando vio a su padre luchar con la muerte; su madre estaba allí para consolarlo. El Emperador quería evitar a los otros niños los riesgos de contagio y el trauma. Una de las últimas oraciones que susurró justo antes de su muerte era para todos sus hijos, que él nombró de forma individual, colocándolos bajo la protección de Dios. La archiduquesa Maria Teresa lo escuchó. Ella lo contó: «Querido Salvador protege a nuestros hijos: Otto, Mädi, Robert, Felix, Karl Ludwig, quién más?». La Emperatriz le ayudó: «Rudolf» y continuó: «Rudolf, Lotti y especialmente nuestro hijo menor (la Emperatriz Zita estaba embarazada de Elizabeth quien nació después de la muerte del Emperador). Preserva sus cuerpos y almas, que mueran antes que cometer un pecado mortal, Amén! Hágase Tu voluntad. Amén. «

oración

Mi Señor y mi Dios, Te doy gracias por el amor que el Beato Emperador Carlos trajo a su familia a la cual puso bajo Tu voluntad y Tu plan divino. 
   Escucha mi petición …(mencione su intención aquí) por intercesión del Beato Emperador Carlos de Austria. Amén.

Padre Nuestro, Ave María, Gloria

séptimo día

El gobernante

   Los testigos oculares alaban el profundo sentido del deber del Beato Carlos de Austria. Concebía la carga imperial como un deber sagrado confiado a él y se vio a sí mismo como el padre de sus pueblos. Durante una conversación con el conde Polzer -Hoditz el 28 de abril de 1917, el Emperador dijo: «Es algo sencillo, cada quien debe de ayudar en todo lo que pueda. Como Emperador, debo dar un buen ejemplo. Si todo el mundo cumpliera con su deber cristiano, no habría tanto odio y miseria en el mundo.» Su amor al prójimo fue ejemplar. Para aliviar a las personas que sufrían de las miserias de la guerra, el Emperador Carlos ordenó que los caballos del palacio y los coches se pusiesen a disposición para llevar el carbón a la población de Viena. Dio mucho de su propio dinero a los pobres, incluyendo su propia ropa a los necesitados. En 1914, al principio de la guerra, el futuro Emperador declaró a la multitud que se había reunido fuera del castillo de Hetzendorf en señal de apoyo: «Todos los que me conocen, saben cuánto amo a Austria y Hungría. No me puedo quedar atrás en este momento de necesidad. Todo el mundo conoce también el soldado que soy y sabe que estoy preparado para hacer frente a la guerra. Sin embargo, como puede el pueblo recibir la guerra – aunque sea justa- con tanta alegría, no puedo simplemente entender. La guerra es terrible.» El Dr. Friedrich de Funder escribió en 1938 sobre el Emperador Carlos: «Fue el único jefe de Estado quien buscó constantemente el camino de la paz … Lo hizo con todo su ser, con sus aliados o sus enemigos. ¿Qué hubiera pasado si hubiéramos seguido los deseos y esfuerzos del Emperador Carlos? Millones de vidas perdidas en el campo de batalla – no sólo en Austria – habrían sido salvadas, la terrible humiliación del pueblo alemán se habría evitado, y Europa hubiera disfrutado de los beneficios de la paz hoy en día.» El Emperador Carlos tenía la íntima convicción de que Dios le había dado la corona. Esta es la razón por la cual la coronación en Hungría había sido de tanta importancia para él. Cincuenta años después del suceso, la Emperatriz Zita habló así: «Lo que más nos impresionó a su Majestad y a mí en toda la ceremonia, fue el emotivo aspecto litúrgico de todo el evento – especialmente el juramento de justicia y paz para todos que el Emperador pronunció ante el altar antes de la unción. La promesa sagrada dada en la catedral era exactamente el programa político que quería poner en práctica. Lo resentimos en una forma tan fuerte que no había necesidad de palabras entre nosotros.» (extracto del libro “el último Habsburgo”, Gordon Brook-Pastor, Flammarion, París, 1971). El rito de la coronación en sí fue descrito por la Dra. Maria Holbacher: «Por el rito sagrado, litúrgicamente colocado «bajo la gracia de Dios» como un sacramento, se convirtió en un soberano impregnado de la Gracia Divina por el alto cargo para el que fue llamado, y en nombre de la cual tenía que gobernar los pueblos que le habían sido confiados, en la paz y la prosperidad, y para protegerlos. La ceremonia de coronación se lleva a cabo antes de la Santa Misa y tiene carácter de una solemne profesión, ordenación de sacerdotes, bendición de abades y consagración de obispos, durante la cual el candidato se yace cara contra el suelo ante el altar durante la letanía de los Santos. El primado de Hungría, arzobispo de Esztergom, preside el rito de coronación y celebra la misa. Después de una larga oración, el candidato, una vez de pie, recibe la unción del Santo Crisma y los insignias de rey, la corona, cetro, orbe y el manto, mientras se enumeran, una por una, sus obligaciones sagradas. Esto es para que el candidato entienda claramente que los modelos y las expectativas de sus deberes éticos y morales son tales que el poder humano no puede hacer nada sin la ayuda de Dios.» La fidelidad del Beato Carlos a su unción sagrada es obvia.  Eligió ser juzgado mal, calumniado, desterrado y reducido a la pobreza abyecta en lugar de romper su juramento de coronación. Su opinión personal era que no podía renunciar porque había recibido la corona de manera irrevocable de las manos de Dios, a través de los representantes de la Iglesia. El Hermano Maurus Carnot, OSB, que ejercía su función pastoral con el Emperador Carlos de Austria durante su exilio en Suiza, le oyó decir con convicción: «Pero yo nunca renunciaré al juramento de mi coronación. La corona de San Esteban es sagrado para mí. Usted puede tomar mi vida, pero nunca, nunca, nunca hacerme abandonar mi juramento y mi corona sagrada.» La Emperatriz Zita siguió el ejemplo de su marido a lo largo de su vida y se mantuvo firme en su negativa a abdicar.

oración

Mi Señor y mi Dios, Te doy gracias por la lealtad del Emperador Carlos a su juramento. Ayúdame a cumplir fielmente mis responsabilidades. 
   Escucha mi petición …(mencione su intención aquí) por intercesión del Beato Emperador Carlos de Austria. Amén.

Padre Nuestro, Ave María, Gloria

octavo día

Siga fielmente a Dios

   El Emperador Carlos buscó la voluntad de Dios en todo lo que hacía. Era para él el principio más importante de su vida y de todas sus acciones. Los testigos también hablan sobre su amor por la castidad y su rechazo absoluto a tolerar cualquier lenguaje grosero en su presencia. En su lecho de muerte, le dijo a la Emperatriz Zita: «¿Estar enojado? ¿Quejarme? Cuando se conoce la voluntad de Dios, todo está bien.» Un momento más tarde: «Quiero ser muy claro contigo, con respecto a mí todos mis esfuerzos han sido siempre reconocer claramente la voluntad de Dios en todo y seguirla como sea posible.» Unos momentos más tarde repitió: «No tenemos que quejarnos.» La frase: «Hágase tu voluntad! » era el principio rector de la vida del Beato Carlos y la repitió poco antes de poner su alma en las manos de su creador. Con Cristo, el Emperador Carlos podía decir: «Mi alimento es cumplir la voluntad del que me envió.»  Recibió la misión de guiar a su pueblo como regente de Dios y como tal, este noble monarca obedeció y se entregó a este humilde servicio. Estaba listo para el cielo y por eso el Señor pudo llamarle a Él. Los otros pasaban antes que él, siempre venía al final. El Emperador Carlos era por lo tanto un buen ejemplo de un hombre dedicado a María, quién nos dio su «Fiat» y dijo: «Que se haga Tu voluntad!». Su alma pura reflejaba el «Fiat» de la Madre de Dios. Incluso durante su enfermedad final y el delirio de la fiebre, pensaba sólo en cumplir con sus obligaciones. Ahora (se preocupaba) por los niños de Viena para los cuales trataba de obtener leche, luego de un soldado Checo en un hospital militar que estaba muriendo de sed. Él siempre estaba preocupado por la caótica evacuación de Transilvania después de la invasión rumana, un tema que había sido motivo de muchas batallas verbales con el conde Tisza.» El Emperador Carlos siguió el ejemplo de su Señor y Salvador que sufrió solo en el Monte de los Olivos y quien, en medio de las dificultades, bebió con Cristo el cáliz del dolor. Aceptó la voluntad de su Padre en medio de las penas más grandes – muy por encima de lo normal – y aun así, el Beato Carlos decía: «Estoy muy agradecido a nuestro Señor tan amante de todo lo que envía. «

oración

Mi Señor y mi Dios, te doy gracias por el «Fiat» del Emperador Carlos, en cada momento de su vida. Me ayudará a reconocer Su voluntad en mi vida y seguirla. 
   Escucha mi petición …(mencione su intención aquí) por intercesión del Beato Emperador Carlos de Austria. Amén.

Padre Nuestro, Ave María, Gloria

noveno día

La Bienaventurada Virgen María

Nuestra Señora de Mariazell+Austria
Nuestra Señora de Mariatzell, santa patrona de Austria

   El día de su muerte, el Emperador pidió a su esposa qué día era. «El día de la Madre de Dios», dijo la Emperatriz. «Entonces, es sábado! » confirmó, feliz. Después de su muerte, el cuerpo del Emperador Carlos se colocó en la iglesia mariana de Nuestra Señora del Monte en Madeira, en el que se encuentra todavía. A lo largo de su vida el manto protector de María envolvió al Emperador Carlos, lo que se puede verse en cada uno de los acontecimientos de su vida: «Noviembre 19 (día de llegada en Madeira) era sábado. Muchos de los días importantes de su vida los sábados. Se confirmó el sábado, llegó a su mayoría de edad y se casó un sábado, fue coronado rey de Hungría el sábado. Era un sábado cuando el rey regresó a Hungría para su primer intento de restaurar la monarquía y también fue un sábado, después del fracaso del segundo intento de restauración, cuando se negó, con consecuencias terribles, a abandonar sus derechos al trono. Fue un fatídico sábado que su familia se transportó a la atmósfera brumosa del Monte. También el último día de la vida del Emperador, el 1 de Abril de 1922 – cuando Dios llamó a su casa en su fiel servidor- era sábado.» Rosario en la mano fue como el Emperador Carlos encabezó todas las batallas de su vida. De manera ejemplar, fielmente rezó el rosario todos los días. El rosario que recibió del Papa San Pío X se deslizaba entre sus dedos en sus oraciones familiares. El gobierno podría requerir atención urgente, el Emperador encontraba todavía una media hora para rezar el rosario. Fiel hijo de María, honró a su madre celestial imitándola.  Modestia, humildad, aunado a un carácter abierto, amable y agradable fueron algunas de las virtudes que cultivó. Respetar la voluntad de Dios, dedicación a una vida de profunda oración y devoción mariana fueron los principios básicos de su vida. Como monarca, padre amoroso, permitió que su corazón fuese traspasado por una espada de dolor, como el corazón de la Santísima Madre de Dios fue traspasado al pie de la Cruz de su Hijo.

oración

Mi Señor y mi Dios, te doy gracias por la solicitud materna de María en la vida del Emperador Carlos. Ayúdame a seguir fielmente y fervientemente su ejemplo y a rezar el Rosario todos los días. 
     Escucha mi petición …(mencione su intención aquí) por intercesión del Beato Emperador Carlos de Austria. Amén.

Padre Nuestro, Ave María, Gloria