Textos de las lecturas de la misa del Beato Carlos de Austria

Memorial: 21 de octubre

Primera Lectura:  Efesios 6,10-13 + 18

Salmo 16 (15)

Evangelio:   Mateo 7, 21-27
                   o:   Marcos 9, 34-37

 

 

Oración colecta

Señor Jesus, guiaste al Beato Carlos a través de las adversidades de este mundo, desde un reinado terrenal hacia la Gloria del Cielo. Concédenos, por su intercesión, servir a nuestros hermanos y hermanas y así alcanzar la vida eterna.
Por Cristo …

Primera Lectura: Carta de San Pablo a los Efesios 6,10-13, 18
La armadura de Dios

» Por lo demás, fortalézcanse en el Señor con su energía y su fuerza. Lleven con ustedes todas las armas de Dios, para que puedan resistir las maniobras del diablo. Pues no nos estamos enfrentando a fuerzas humanas, sino a los poderes y autoridades que dirigen este mundo y sus fuerzas oscuras, los espíritus y fuerzas malas del mundo de arriba. Por eso pónganse la armadura de Dios, para que en el día malo puedan resistir y mantenerse en la fila valiéndose de todas sus armas. Tomen la verdad como cinturón, la justicia como coraza; tengan buen calzado, estando listos para propagar el Evangelio de la paz. Tengan siempre en la mano el escudo de la fe, y así podrán atajar las flechas incendiarias del demonio. Por último, usen el casco de la salvación y la espada del Espíritu, o sea, la Palabra de Dios. Vivan orando y suplicando. Oren en todo tiempo según les inspire el Espíritu. Velen en común y perseveren en sus oraciones sin desanimarse nunca, intercediendo en favor de todos los santos, sus hermanos.» 

Salmo responsorial del salmo 15
Antífona: Protégeme, Dios mío, porque me refugio en ti. 


Evangelio (a escoger)

       Mateo 7, 21-27

«No todo el que me diga: «Señor, Señor, entrará en el Reino de los Cielos, sino el que haga la voluntad de mi Padre celestial. Muchos me dirán aquel Día: «Señor, Señor, ¿no profetizamos en tu nombre, y en tu nombre expulsamos demonios, y en tu nombre hicimos muchos milagros?» Y entonces les declararé: «¡Jamás os conocí; apartaos de mí, agentes de iniquidad!» «Así pues, todo el que oiga estas palabras mías y las ponga en práctica, será como el hombre prudente que edificó su casa sobre roca: cayó la lluvia, vinieron los torrentes, soplaron los vientos, y embistieron contra aquella casa; pero ella no cayó, porque estaba cimentada sobre roca. Y todo el que oiga estas palabras mías y no las ponga en práctica, será como el hombre insensato que edificó su casa sobre arena: cayó la lluvia, vinieron los torrentes, soplaron los vientos, irrumpieron contra aquella casa y cayó, y fue grande su ruina.»»

      Marcos 9, 34-37

«Ellos se quedaron callados, pues habían discutido entre sí sobre quién era el más importante de todos. Entonces se sentó, llamó a los Doce y les dijo: «Si alguno quiere ser el primero, que se haga el último y el servidor de todos.» Después tomó a un niño, lo puso en medio de ellos, lo abrazó y les dijo: «El que recibe a un niño como éste en mi nombre, me recibe a mí; y el que me recibe, no me recibe a mí, sino al que me ha enviado.»»

Oración

Oh Dios, a través de las adversidades de este mundo, llevaste al Beato Carlos de Austria de este reino terrenal a la corona reservada para él en el cielo. Concede por su intercesión que podamos servir a Tu Hijo ya nuestros hermanos y hermanas para que seamos dignos de la vida eterna. Por nuestro Señor Jesucristo, Tu hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo, un solo Dios, por los siglos de los siglos.

Oración sobre las ofrendas

Dios Todopoderoso, traemos nuestros dones a tu altar. Recíbelas, y concédenos la misma devoción sincera con la cual honraste Tu siervo, el Beato Carlos de Austria. Purifica nuestras mentes e inflama nuestro amor para que podamos celebrar este sacrificio de una manera que Te agrada y nos traiga salvación. Por Cristo nuestro Señor.

Oración después de la comunión

Dios omnipotente, eterno, Padre de misericordia y Dios de toda consolación, nos hemos reunido en alabanza de Tu Nombre en el memorial del Beato Carlos de Austria. Concédenos a través del Cuerpo y de la Sangre de Tu Hijo la promesa de vida eterna, prometida a todos los que te aman. Por Cristo nuestro Señor.